miércoles, 15 de enero de 2014

The Smiths

En la época del post-punk británico (finales de los setenta y principios de los ochenta), el panorama musical estaba integrado por bandas de intrascendentales textos, recargados de sintetizadores, en paralelo a grupos que descansaban sus frustraciones vitales en rasgar sus instrumentos y berrear como posesos y con poses de protesta. En este escenario surgieron los Smiths, una banda formada principalmente por dos jóvenes de Manchester, Johnny Marr, el guitarrista, y Morrissey, el enigmático y tímido poeta anclado en la angustia existencial, adorador de Oscar Wilde y con una perspectiva afligida sobre su contexto sociocultural, desde una ascendencia mitómana y un acercamiento intimista y sensible que se convirtió en ídolo entre una juventud descorazonada y contrariada. Expandía sus emociones escribiendo canciones que alternaban lo sentimental y la contemplación social con sutiles cargas sarcásticas. Fue convertido en mito tras el éxito como vocalista de los Smiths. Morrissey conoció a Johnny Marr, un guitarrista con el que hizo buenas migas, hasta el punto de montar un grupo. A finales de 1982 formaron The Smiths con el bajista Andy Rourke y el batería Mike Joyce.

Un soplo de poesía en el preciso momento en que el rock inglés empezaba a sofocar todo lo bueno y creativo que había surgido en estas décadas. El primer álbum de los Smiths se editó en febrero de 1984 y gracias a él se empezó a respirar en las listas un poco de aire puro y poético que llegaba a través de la voz delicada y segura de Morrissey, un extraño personaje que según la crítica no tenía miedo de parecer romántico ni de mostrar «una sexualidad indecisa pero no camuflada».

1984 fue el año de la gran confirmación de los Smiths, el grupo que constituyó el primer paso en la trayectoria musical de Morrissey. Tras una serie de singles afortunados, su primer álbum, titulado con el nombre del grupo, no necesitó más que dos semanas para entrar en los Top 10, elegidos como «grupo revelación de 1983». En este punto, Morrissey no podía echarse atrás. Él, que había elegido para su grupo el más anónimo y común de los apellidos ingleses con el fin de subrayar su exigencia de normalidad, se encontraba ahora bajo los focos de todos los medios de comunicación. Inevitablemente, el cantante se convirtió en personaje e ídolo. En directo el grupo parecía tocar debajo y no encima del escenario, procurando no dañar los tímpanos del público. Morrissey se presentaba con grandes camisas de colores vivos, con un aire de poeta dandy del siglo XVIII y con grandes ramos de flores que tenía por costumbre lanzar al público. 

A pesar de los problemas en el grupo con la creciente popularidad que tuvieron internacionalmente, el grupo publicó en 1986 el álbum 'The queen is dead', cuyo título provocó de inmediato un escándalo incluso a nivel parlamentario: un diputado conservador presentó una interpelación y exigió que el disco fuese retirado de las tiendas. No pasó nada, pero la prensa conservadora empezó a mostrarse reacia a Morrissey y compañía, no dejando escapar desde entonces la más mínima ocasión para atacar airadamente a los Smiths. Durante tres años Morrissey, mente absoluta de los Smiths, fue uno de los personajes más influyentes de la joven Gran Bretaña anti-Thatcher: el suyo era un rock elegante y culto, lleno de influencias y ambicioso en el plano poético.


Morrissey exigió que los videoclips los dirigiera Derek Jarman, responsable de las películas Sebastian, Jubilee, Caravaggio y Eduardo II. Se demostraba así el interés de Morrissey por el cine. Este director siempre había estado presente en los Smiths: las portadas de sus discos mostraban fotografías o fotogramas con Jean Marais, Joe D'Alessandro, Alain Delon, James Dean y Elvis Presley, personajes simbólicos que encarnan el mito de la imagen. En cierta medida, también Morrissey se convirtió en una «imagen». Y de ello se daban cuenta los demás componentes del grupo, hasta el punto de que a finales de 1986 las discusiones internas desembocaron en una separación definitiva. En efecto, en 1987, durante la grabación del álbum 'The world won't listen', el grupo se disolvió. Cuando el disco llegó a las tiendas, los Smiths ya habían dejado de existir. Sin embargo, Morrissey no tuvo problemas en seguir su carrera como solista publicando 'Viva Hate' (1988) y 'Uncle killer' (1991): discos que mantienen el nivel poético de los anteriores, pero con una mayor comercialidad. Por su parte, Johnny Marr, el más dotado técnicamente de los componentes del grupo, intensificó una excelente carrera de músico de estudio.

Nowhere fast

  
And when I'm lying in my bed
I think about life
And I think about death
And neither one particularly appeals to me

Heaven knows I'm miserable now

 

In my life
Why do I smile
At people who I'd much rather kick in the eye ?
I was happy in the haze of a drunken hour
But heaven knows I'm miserable now
"You've been in the house too long" she said,
And I naturally fled
In my life
Why do I give valuable time
To people who don't care if I live or die? 

 There is a light that never goes out


Take me out tonight
Because I want to see people and I want to see life
Driving in your car
Oh, please don't drop me home
Because it's not my home, it's their home
And I'm welcome no more
And if a double-decker bus
Crashes into us
To die by your side, is such a heavenly way to die

I know it's over 


If you're so funny
Then why are you on your own tonight?
And if you're so clever
Then why are you on your own tonight?
If you're so very entertaining
Then why are you on your own tonight?
If you're so very good-looking
Why do you sleep alone tonight?
It's so easy to laugh
It's so easy to hate
It takes strength to be gentle and kind


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